domingo, 26 de junio de 2011

Especies Introducidas en Colombia... (704)

Especies introducidas...


SECOND PLACE

COL-27: Especies invasoras, un irresponsable costo ambiental

Por: Sonia López Ortiz El Colombiano, Medellín, Antioquia

- El mundo debe destinar al año 400 mil millones de dólares para atender los impactos provocados por especies de fauna y flora que son introducidas en ambientes donde no son nativas.

- La tilapia o mojarra es una muestra de los efectos de las especies invasoras en Colombia. Especies en riesgo de desaparecer como el bocachico o el bagre, sus principales víctimas.

- El 90 por ciento de la acuicultura colombiana está soportada en especies introducidas e invasoras, revela estudio.

En 1977 la actividad pesquera artesanal y comercial del río Magdalena ya sentía los efectos económicos de la notable disminución de los recursos naturales de este cuerpo hídrico. La solución, en ese entonces, consistió en el inicio de un proceso de repoblación que con el tiempo se salió de los controles iniciales y se convirtió en un serio problema ambiental.

En el mundo las especies invasoras son consideradas como un problema ambiental. Graves daños a los ecosistemas, desequilibrios ecológicos, cambios en la composición y desplazamiento de las especies nativas, pérdida de la biodiversidad, incluso, transmisión de enfermedades son algunos efectos que tiene la inclusión sin control de especies en ambientes que no son de su origen.

Son muchos los ejemplos sobre especies invasoras en los últimos 150 años. Autoridades mundiales ambientales aseguran que al año el mundo destina 400 mil millones de dólares para atender los impactos provocados por especies, que luego de introducirse en ambientes diferentes al propio, se convierten en invasoras y acaban con aquellas que son nativas.

Colombia, por su biodiversidad, no está ajena a ello, incluso ya padece sus consecuencias. Un estudio de Francisco de Paula Gutiérrez, biólogo e investigador colombiano que recibió este año el premio de la Fundación Alejando Ángel Escobar por su trabajo sobre especies invasoras y en particular sobre los efectos de la tilapia, más conocida como mojarra, en los ríos Sinú y Magdalena.

Hace 11 años, este investigador inició un trabajo que no sólo analizó las especies nativas de los ríos colombianos, sino determinó la historia, características y transformaciones de aquellas que en alguna época fueron traídas desde otras regiones (trastocadas) o de otros países como Estados Unidos, África y Brasil (introducidas).

Seguimiento al trabajo de los pescadores, estudios genéticos y biológicos fueron parte del proceso del estudio de este biólogo que logró concluir no sólo que Colombia tiene 162 especies introducidas o trastocadas, sino que la acuicultura del país está soportada en 90 por ciento en este tipo de especies y no en las nativas.

Para solventar los problemas que presentaba el río Magdalena ante la disminución de sus recursos a finales de los setenta, desde el África fue importada la mojarra, una especie muy conocida dentro de la gastronomía nacional, pero cuyos efectos sobre ríos como el Sinú o el Magdalena preocupan a los expertos.

En la actualidad, explica este investigador, la mojarra está declarada como invasora por las autoridades mundiales ambientales en 54 países de los 96 en los que se encuentra. Esta alerta, según Gutiérrez, no ha sido tenida en cuenta en Colombia, no sólo por el desconocimiento del tema y la falta de estudios, sino por el significado económico que tiene la especie.

"Sólo en la ciénaga Grande de Santa Marta, la tilapia (mojarra) representa nueve toneladas de producción al año, es decir, 2,5 millones de dólares", aseguró este experto.

Efectos invasores

Los efectos ambientales de las especies invasoras son preocupantes, mucho más cuando su hábitat es el agua. "Una especie que se introduzca en el agua, jamás en la vida se podrá controlar", advirtió este especialista.

Especies nativas de los ríos Magdalena y Sinú, como el bocachico, ya sufren las consecuencias, tanto que está incluida dentro del libro rojo de especies en vía de extinción. "Décadas atrás, la pesca de bocachico producía 45 mil toneladas al año en el río Magdalena, ahora, no alcanza a las tres mil. Quiere decir que la mojarra ha ayudado a extinguirlos", concluyó el investigador.

¿Por qué la mojarra es capaz de extinguir a otras especies? Las razones son múltiples. Según el estudio, mientras el bocachico tiene que esperar dos años y medio para reproducirse, la tilapia lo hace cada tres meses, incluso con mucha más facilidad que en África, de donde es originaria.

Según Gutiérrez, "en el estudio encontramos que mientras una tilapia de 22 centímetros en África pone dos mil 800 huevos, en Colombia algunas tienen hasta cinco mil 800 huevos. (...) Esta especie no tiene depredadores y esa es una ventaja biológica, incluso, son más resistentes a la contaminación, a los bajos niveles de oxígeno y a los cambios ambientales".

En la actualidad, esta especie, común en los comedores colombianos, está presente en las aguas naturales de 29 de los 32 departamentos, y en las aguas artificiales de otros 30. "Los impactos jamás se estudiaron", precisó.

Una de las críticas de este investigador, hecha pública durante su intervención en la premiación de la Fundación Alejando Ángel Escobar, resaltó la irresponsabilidad histórica sobre la introducción de especies de otros países o de otras regiones nacionales, puesto que el impacto no es sólo para el entorno, sino en la información genética del animal invasor y hasta de los nativos del lugar.

Para este investigador, "en este país, las decisiones ambientales se toman sobre escenarios políticos y económicos, pero no técnicos", y agregó que, cuando una especie nueva llega a otro ambiente no se sabe cómo va a reaccionar, ni cómo cambiará su hábito alimenticio y ni de reproducción.

"Es como cuando un habitante de Chocó llega a Bogotá. Cambia su modo de vestir, su alimentación, incluso su psicología. Eso tiene efectos sobre su entorno. Lo mismo ocurre en estos casos", dijo.

Existen diversas clases de tilapia, como la negra y la roja. Esta última, explica el biólogo, es el producto de un cruce entre cuatro especies de mojarra. "La roja es un híbrido de cuatro especies, entonces, tiene la información genética de todas y la convierte en una mucho más fuerte".

Algunos invasores

Un catálogo publicado recientemente por el Instituto Alexander Von Humboldt precisa algunas especies de flora y fauna invasoras, cuyos efectos llaman la atención.

Susanita de ojos negros

"Thunbergia alata"

Es fácil encontrarla en los jardines colombianos y gusta por su función decorativa. Se conoce como "susanita de ojos negros" u "ojo de poeta", cuya característica además de enredarse con facilidad en cualquier espacio, es la presencia permanente de su flor color naranja con centro negro.

Lo que pocos conocen es que llegó del África y ahora hace presencia en departamentos como Antioquia, Cundinamarca, Quindío Risaralda y Valle. Independiente de su belleza, su hábito trepador debilita el desarrollo de las especies nativas e impide la regeneración natural de plantas en áreas degradadas.

Hormiga loca

"Paratrechina fulva"

Llegó al país desde Brasil en la década del setenta con el fin de hacer biocontrol de serpientes y la hormiga arriera. Sin embargo sus efectos son preocupantes, puesto que protege a los piojos y pulgones del ataque de depredadores naturales, lo que provoca su aumento en cultivos de café, yuca, cacao y caña de azúcar.

"Ataca vertebrados pequeños, aves y ganado, los cuales pueden morir de asfixia o sufrir graves daños en sus mucosas (nariz y ojos), debido al ácido fórmico que expulsan las hormigas. Elimina otras especies nativas de hormigas, termitas y larvas de mariposa", precisa el documento del Instituto Von Humboldt.

Caracol de jardín

"Helix aspersa"

La alta demanda del consumo de caracol en Europa, pero las dificultades de su cultivo en estos países, promovieron que otros Estados, como Colombia, encontraran en esta especie una opción económica para cultivar y exportar.

Antioquia, Cundinamarca, Boyacá, Caldas y Valle del Cauca son departamentos en donde es frecuente, además de aquellas regiones entre los mil 500 y dos mil 700 metros de altitud. "Es herbívora y muy dañina. En este momento pueden haber entre diez mil y 15 mil productores ilegales en el país", explica este biólogo.

Rana toro

"Rana Catesbeiana"

La rana toro fue traída desde Estados Unidos y su daño es tal, que en Italia llevan 25 años intentando erradicarla. "En 1986 llegó a la laguna de Sonso (Valle del Cauca) para trabajos del Sena, pero, por diversas razones se dispersó. Un estudio en el Valle del Cauca encontró en ella 25 ítems alimenticios, incluso, pluma de aves. El último reporte revela que ya se encuentra en los llanos orientales", explica este biólogo.

Ranas toro hay en Antioquia, Caldas, Cundinamarca, Sucre, Tolima y Valle del Cauca. Según el Instituto Von Humboldt, esta especie ha provocado el desplazamiento de aquellas nativas y es considerada como una de las 100 invasoras más perjudiciales el mundo.

Se alimenta de anfibios nativos, invertebrados (crustáceos y cangrejos), aves, reptiles y peces.



En Colombia hay 581 especies invasoras

Colprensa – El Colombiano | MEDELLÍN | Publicado el 13 Febrero 2011

Pez León...

No entrarán a la casa y acabarán con todos mientras duermen. No habrá que salir corriendo, pero ahí están en silencio y, sin desmayo, causando daño.

En Colombia hay 581 especies invasoras, desde organismos acuáticos a vertebrados terrestres, pasando por las plantas. De estas, 109 son de alto riesgo, informó María Piedad Baptiste, bióloga del programa de Biología de la Conservación y Uso de la Biodiversidad del Instituto Humboldt. La lista no incluye artrópodos, virus ni hongos.

Se calcula que en el mundo los daños causados por especies invasoras ascienden a 1,4 billones de dólares al año. Su control demanda 420.000 millones de dólares.

En el país, explicó, no se han documentado los daños “pero se sugiere que la introducción de la trucha arcoiris puede haber sido la responsable de la extinción del capitán de la sabana”.

Uno de los ejemplos de mayor impacto es el de la rana toro ( Lithobates catesbeianus ), introducida con fines comerciales en los años 80, según el libro Análisis de Riesgo y Propuesta de Categorización de Especies Introducidas para Colombia que editó el Instituto junto al Instituto Sinchi e Invemar.

Entre sus efectos figuran la transmisión de enfermedades como la Chytridiomycosis, la depredación de otras especies de anfibios y la alteración de ecosistemas.

Es catalogada por el Global Invasive Species Database como una de las 100 peores invasoras.

Otro ejemplo, relató Baptiste es el del caracol africano ( Atachina fulica ). “Por su tamaño y biología representa un problema para especies de caracoles nativos.

Algunas observaciones sugieren que otras especies nativas se retraen y desaparecen cuando esta especie llega. Es un importante transmisor de enfermedades que afectan al ser humano como la meningitis, por lo que puede ser un problema incluso de salud publica”.

La autorización para el ingreso de especies vivas lo otorgan los Ministerios del Medio Ambiente, Agricultura y el de Protección, con sus institutos, pero hasta ahora se carecía de una herramienta para evaluar el riesgo que representan.

En Antioquia, dice un informe del Humboldt, existen cerca de 75 especies de organismos acuáticos continentales y salobres y vertebrados introducidas y trasplantadas, siendo de alto riesgo 20.

“Establecer unos lineamientos y procedimientos de fronteras, por ejemplo, ayuda a prever la introducción de especies que pueden ser potencialmente invasoras”, opinó la investigadora.

Es que, agregó, cuando una especie se libera en el medio natural es difícil controlarla

La globalización ha facilitado que el hombre mueva especies más rápido y en mayores distancias. Pero “si tenemos políticas claras que incluyen herramientas metodológicas, personal capacitado y controles fronterizos y si ponderamos nuestras especies con potencial de uso sobre otras especies, podemos reducir el problema”.

En el país, las resoluciones 848 de 2008 y 0207 de 2010, del Minambiente, contienen las listas de especies exóticas o invasoras. El listado contiene apenas 7 invertebrados, 2 anfibios, 8 peces y 5 plantas.

El libro mencionado estableció 42 especies de vegetales con alto riesgo de invasión, destacándose el buchón de agua, el ojo de poeta o Susana, el retamo espinoso y la palma africana, siendo la familia con más especies la Poaceae (gramíneas). El mayor número de plantas invasoras ha sido introducido como forrajeras para ganadería extensiva.

Especies de aguas continentales, salobres y marinas de alto riesgo son 60, incluido el pez león (P. volitans), con el cual habrá que convivir en el Caribe.

De 73 especies de vertebrados invasoras estudiadas, 24 son de alto riesgo, incluido el cerdo, al documentarse poblaciones ferales que han escapado a las selvas y que atacan otros animales. También figura la paloma europea.

Especies Invasoras Atentan Contra La Biodiversidad / Informes Del Instituto Humboldt

Desequilibrio ecológico, desplazamiento, pérdida de la biodiversidad y propagación de enfermedades, son algunos de los impactos que generan las especies exóticas.

Existen iniciativas nacionales y mundiales para contrarrestarlas. Invasoras. Así se denomina a un inmenso grupo de especies que abundan en todo el territorio nacional y que son objeto de investigadores por los efectos que han traído sobre las especies nativas u originarias de Colombia, en muchos casos en vías de extinción. 

La llegada al país de decenas de estas especies, que están en todos los grupos taxonómicos (es decir, desde insectos, peces, anfibios, mamíferos, plantas y hasta virus), inició en el siglo XX, en la mayoría de casos, impulsada por la intensificación y expansión del transporte asociado con el comercio internacional. Una vez establecidas, estas especies han proliferado hasta convertirse en plagas de difícil erradicación. 

Según el programa de Biología de la Conservación del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos "Alexander von Humboldt" (IAvH), cuando hablamos de especies invasoras estamos incluyendo términos como: introducidas, exóticas, foráneas o no nativas, y que son especies que están fuera de su área natural de distribución. 

Estos términos se emplean regularmente para referirnos a especies traídas de otros países. Trasplantadas, cuando son llevadas intencionalmente de un lugar a otro en el mismo país. Y naturalizadas, cuando se reproducen espontáneamente formando nuevas poblaciones. Así, el término invasoras se refiere, específicamente, a estas especies exóticas o trasplantadas que causan o pueden causar daño a ecosistemas y especies nativas, lo que a su vez conlleva impactos sobre la economía y la salud. 

En su nuevo hábitat, la dispersión de estos animales y plantas se facilita gracias a los factores biológicos que encuentran, como es no tener depredadores y parásitos originales, lo que les permite aumentar su población. Otras llegan a ocupar nichos vacíos, encontrando condiciones ambientales favorables para colonizar. O pueden ser ayudadas por perturbaciones humanas. Teniendo en cuenta las características biológicas de las especies invasoras, se ha conocido una serie de cambios generados por éstas en la naturaleza. 

Efectos en ecosistemas El impacto de estas especies es de tal magnitud que a las invasiones biológicas se les atribuye ser la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo, condición que puede ocurrir por depredación, competencia o alteración del hábitat. Un ejemplo de depredación y competencia con las especies nativas colombianas es el que ocurre con la rana toro (Lithobates catesbeianus), cuyo aumento vertiginoso en su población ha causado una fuerte competencia por alimento y espacio con otras especies propias de Colombia, desplazando, incluso, aves, insectos y anfibios.

En cuanto a la relación del impacto de estas especies respecto a los ecosistemas, se puede mencionar un caso de alteración de hábitat que ocurre con el pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum) que ha invadido la zona andina, y donde anteriormente crecían bosques. Según el investigador Eduardo Calderón Sáenz, autor de Plantas invasoras en Colombia: una visión preliminar, el kikuyo, por su forma de crecimiento, impide la germinación o el desarrollo inicial de muchas plántulas del bosque andino, retardando u obstaculizando la regeneración natural. 

Calderón considera que la erradicación de plantas como ésta es inviable, ya que por ser útiles, e importadas intencionalmente para fines productivos, implicarían impactos económicos muy fuertes. Aunque estas especies se encuentran en todos los grupos de organismos, y en toda clase de ecosistemas, algunos especialistas consideran que las especies foráneas pueden llegar a representar hasta un 20 por ciento de las especies de un país. En Colombia, el listado oficial de especies introducidas y trasplantadas, que forma parte del diagnóstico preliminar, incluye 243. 

Este listado está en proceso de revisión, lo que indicaría que el número podría aumentar. Algunos materiales divulgativos relacionados con este tema, y publicados por el Instituto Humboldt, mencionan algunas de las especies invasoras que son calificadas como las más 'problemáticas' para los ecosistemas naturales -bosques, seminaturales (con presencia humana ocasional) y agroecosistemas (en los que hay presencia permanente del hombre)-. De éstas se destacan el retamo espinoso (Ulex europaeus), presente en áreas altoandinas, y el buchón, (Eichhornia crasipes) que invade ecosistemas acuáticos. 

Entre los animales están moluscos como el caracol (Helix aspersa), el cual representa un problema para cultivos de hortalizas. También están insectos como la hormiga loca (Paratrechina fulva), que afecta 20 clases de cultivos y es depredadora de la fauna silvestre, incluyendo poblaciones de arácnidos. En anfibios se destaca la rana toro (Lithobates catesbeianus) que es, principalmente, depredadora de otras ranas. 

Y en peces, encontramos la tilapia plateada (Oreochromis niloticus), que preda o compite con especies como el bocachico. Otras especies invasoras muy conocidas y fáciles de encontrar en jardines y áreas urbanas, son: la higuerilla (Ricinus communis), el diente de león (Taraxacum officinale), el ojo de poeta o Susanita (Thunbergia alata var.), el pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum) y el helecho marrranero (Pteridium aquilinum). 

El Programa Mundial de Especies Invasoras (GISP, por sus siglas en inglés), del cual forma parte la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lidera discusiones sobre el Objetivo 10 de la Estrategia Mundial para la Conservación de Plantas, el cual llama a la comunidad mundial a promover Planes de Manejo que incluyan, al menos, las 100 especies invasoras más perjudiciales que amenazan plantas, comunidades de plantas y hábitats, y ecosistemas asociados. 

De esta forma, la Oficina Regional de la UICN para América del Sur -UICN-SUR- ha comenzado un diálogo regional para identificar las 100 especies invasoras más perjudiciales. En Colombia se había evidenciado la falta de lineamientos o directrices nacionales sobre las invasiones biológicas, razón por la cual el Instituto Humboldt gestionó y firmó un convenio con la ONG The Nature Conservancy y el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, para elaborar el Plan Nacional. 

Dicho Plan ya cuenta con un diagnóstico preliminar de Especies Invasoras, realizado entre el Ministerio de Ambiente y el propio Instituto Humboldt, en 2008. ¿Cómo manejarlas? Una de las formas de manejar el efecto de estas especies es conocerlas. En este orden de ideas, en Colombia se han hecho varios esfuerzos de investigación que a la fecha son la base para crear la Red Nacional sobre Especies Invasoras. 

Ésta reunirá a un grupo de entidades y expertos que buscan, entre otro aspectos: aportar al Plan Nacional para la Prevención, Manejo y Control de Invasiones Biológicas en Colombia; generar, alimentar y administrar la base de datos nacional sobre especies invasoras; y estimular el intercambio de información. En el mundo, existe el Programa de Especies invasoras de la Convención de Diversidad Biológica (CDB) y el Programa Global de Especies Invasoras (GIPS) que opera a través de un consorcio del que forman parte el Comité Científico para Problemas del Ambiente (SCOPE, por sus siglas en ingles) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). 

Esta última entidad tiene un grupo de especialistas en especies invasoras (ISSG) como parte de la comisión de la supervivencia de las especies. Para el Instituto Humboldt, hay dos formas de enfrentar esta problemática. La primera es prevenir que estas especies lleguen. Y la segunda, aplicar medidas de mitigación, entre las que se incluyen la erradicación o eliminación completa, la contención o confinamiento en barreras regionales, y la reducción de las mismas (es decir, llevar el tamaño poblacional a un nivel aceptable). 

Hormiga loca, ejemplo de una especie invasora Durante casi cuatro décadas, esta especie ha dejado daños irreparables a ecosistemas y afectación económica a productores agrícolas en 11 departamentos. Ataques y desplazamiento a fauna silvestre, afectación a cultivos y pérdidas agrícolas, son algunos de los daños que ocasiona la hormiga loca, especie introducida que hace parte de la lista de las especies invasoras del país. 

Este insecto de solo 2,9 milímetros de longitud fue traído de Brasil e ingresado ilegalmente a Colombia, entre 1969 Y 1971, con el fin de combatir serpientes y hormigas arrieras. El primer reporte de su aparición fue en Puerto Boyacá, en 1971; 39 años después, se ha extendido a 11 departamentos, dejando un balance negativo hacia los ecosistemas ubicados entre los 17 y 2.900 metros sobre el nivel del mar. Por sus características biológicas, la hormiga loca alcanza poblaciones muy grandes porque tiene poco control biológico (depredadores) al estar en territorio distinto a su hábitat. 

Los machos tienen más de una pareja sexual y se reproducen de manera exponencial lo cual las hace competitivamente superiores a otras especies. Igualmente, su gran adaptabilidad, muestra por ejemplo que sus nidos están bajo la hojarasca, en grietas, en tallos de plátano, en hojas de caña de azúcar y en basureros. Para medir su densidad, en una zona de infestación mediana, en cultivos de café en Cundinamarca, se estimaron 16.140 nidos en una hectárea. Impacto ambiental y económico Las hormigas se alimentan de proteína animal y de sustancias azucaradas secretadas por plantas. 

También consumen savia y para obtenerla viven asociadas a 36 clases de insectos chupadores (homópteros como pulgas, cochinillas y piojos). Para garantizar su alimento, las hormigas transportan a los homópteros, los protegen y cuidan, acción que facilita el incremento de los mismos. 

Cuando los chupadores invaden una planta le extraen la savia hasta causar clorosis (bajo nivel de clorofila) y facilitar el desarrollo y proliferación del hongo Capnodium sp, sobre las hojas, que se presenta como una capa negra llamada "fumagina". Por esta razón la relación entre hormigas y chupadores es la causa principal de problemas en 20 clases de cultivos, entre los que se cuentan la caña panelera, el cacao, el café, cítricos, frutales, ornamentales, plátano, pastizales ganaderos y la yuca. Un ejemplo de daño económico se registró en 2007, en el "Informe narrativo sobre el Proyecto de Emergencia Sanitaria en caña para la producción de panela en la Hoya del Río Suárez", del ICA en Barbosa-Santander, donde se expresaba: "El crecimiento de "fumagina" en la caña panelera, puede causar pérdidas hasta del 100 por ciento, mientras que el ataque de los insectos chupadores provoca una reducción en la producción de panela del 60 por ciento.

Los cálculos de pérdidas debido a la llegada de hormiga loca a la zona panelera de la Hoya del Río Suárez (Boyacá y Santander), alcanzaban los 4 mil millones de pesos". Pero la hormiga loca no discrimina. También afecta a hormigas nativas y genera hasta un 90 por ciento de su desaparición. Según el estudio "Los Insectos y otros habitantes de cafetales y platanales" del Comité Departamental de Cafeteros del Quindío: "Disminuye y desplaza poblaciones de de arañas ciempiés, alacranes, larvas de insectos, empobreciendo la entomofauna (especies invertebradas) que habitan el suelo". 

Esto repercute en la productividad vegetal porque los invertebrados aportan en la redistribución de nutrientes, aireación, formación e infiltración de agua. Igualmente, agrede lagartos, aves, serpientes, animales domésticos y mamíferos como terneros, en los que incluso ocasiona ceguera, asfixia, daños en órganos, extremidades e incluso, la muerte. En estos casos, las obreras entran masivamente a través de los orificios del cuerpo, atraídas por las secreciones corporales de ojos, fosas nasales y oídos. O se concentran en las pezuñas y patas de los animales, consumiendo parte de estas. 

A estas se les atribuye la desaparición de chinches y escarabajos en varias regiones. (Ver recuadro 1) Hormiga vs humanos Un caso citado en la investigación "Impacto e historia de la introducción de la hormiga loca a Colombia", de Ángela María Arcila y María Paulina Quintero, de la Universidad del Valle, se refiere al desplazamiento inusual de animales hacia lugares habitados por los humanos, tal es el caso denunciado en 1990 cuando se encontraron entre 2 y 3 serpientes por día en las casas de los campesinos, debido al acoso de las columnas de de hormiga loca Otro efecto se da cuando 'atacan' a los trabajadores y en algunos casos causan fuerte dolor, al segregar ácido fórmico en heridas abiertas. 

También, invaden las viviendas atraídas por alimentos dulces y pegajosos, ocupan cocinas y cuartos, contaminando comidas y causando molestias a sus habitantes. "El impacto a nivel familiar es el económico cuando hay pérdida de cultivos, especialmente en regiones con altas poblaciones de este insecto. La pérdida de cosechas reduce la generación de empleo, el valor comercial de los predios y en muchos casos, el abandono de las tierras, generando descomposición social en las zonas afectadas", explica la investigación de Univalle. Para dimensionar dicho impacto, la investigación de Univalle -basada en datos de años anteriores- calculó pérdidas a 2012 por 51 mil millones de pesos ($51.689.400.000) en la Hoya del Río Suárez. Esto significa pérdidas en 39.700 hectáreas de cultivo y en la producción de 468.460 toneladas de panela, procesos que emplearían a 66.000 personas. 

¿Qué hacer? Una vez las hormigas locas han colonizado sus espacios, son difícilmente erradicables y su manejo y control es complejo y costoso, por lo que se busca un programa de manejo integrado de los cultivos, en donde se pongan en práctica todos los métodos de control hasta ahora utilizados. Son estos: insecticidas altamente tóxicos, que implican un cuidadoso manejo y generan resistencia de la especie; bandas pegajosas y zanjas con aceite crudo, petróleo o solución jabonosa; trampas de cebos tóxicos; búsqueda de enemigos naturales como el ácaro parasitoide (Macrodinychus sellnicki), arácnido diminuto hasta ahora no reproducido masivamente para ser liberado; y cambios en el manejo tradicional de los cultivos (ver recuadro 2), que no es más que tener en cuenta recomendaciones básicas para el control en fincas y no dejar ganar la batalla de esta invasora. 

Por: INSTITUTO ALEXANDER VON HUMBOLDT